Expertos que se esconden en los grupos de presión


Por Eric Meunier, 3 de marzo de 2020



Los comités de expertos alemanes, suizos y holandeses sobre transgénicos solicitan a los gobiernos que modifiquen la legislación europea sobre transgénicos. En una carta en la que se reivindica la legitimidad de los "comités consultivos de seguridad biológica" de 15 países europeos, estos expertos, sin embargo, no proporcionan ningún dato científico concreto o nuevo. Una postura política que juega con los límites del papel que se espera de estos comités.

En noviembre de 2019, en Berlín, algunos de los 28 comités de expertos europeos se reunieron durante dos días para examinar la evolución actual de los transgénicos. Como ya ha informado Inf'OGM [1], el acta de esta reunión establece que "la mayoría de los comités consultivos estuvieron de acuerdo en la necesidad de cambiar la regulación europea sobre los transgénicos" [2]. Se anunció entonces una posible declaración conjunta para una "razonable futura regulación de nuevas técnicas moleculares". Tres meses después esta declaración se hizo pública.

¡Una carta en nombre del HCB, pero con la que no se ha consultado!
El 6 de febrero de 2020, tres comités de expertos (SECB de Suiza, COGEM de los Países Bajos y ZKBS de Alemania) publicaron una carta dirigida a la Comisión Europea. Firmada sólo por estos tres comités, esta carta fue escrita en nombre de los "Comités Asesores Europeos de Bioseguridad" [3]. Cabe recordar que en la reunión de Berlín, celebrada en noviembre de 2019, hubo 65 participantes de 15 países europeos. Pero los otros comités presentes en noviembre obviamente no consideraron esta declaración. Interrogado por Inf'OGM, el Consejo Superior de Biotecnología (HCB) nos dijo que no era firmante de la carta, especificando que los representantes del HCB presentes en la reunión de noviembre de 2019 "no tenían competencia para firmar". Aunque el anuncio de tal carta se hizo en la reunión de Berlín, el HCB no fue consultado sobre la carta misma después. Por lo tanto, la redacción de la carta en nombre de los comités consultivos europeos parece improcedente, al menos en lo que respecta al HCB.

Una demanda política de expertos científicos
Esta carta, aunque dirigida a la Comisión Europea, hace un llamamiento a los gobiernos europeos. Los tres comités de expertos les piden que "modifiquen el reglamento de los transgénicos a fin de tener en cuenta los avances científicos y la experiencia acumulada". Una formulación general, que se aclara posteriormente. Así pues, afirman que la "edición del genoma" puede dar lugar a "pequeñas mutaciones en el genoma de los organismos que son idénticas en tamaño a las mutaciones naturales o a las mutaciones inducidas por mutagénesis mediante el uso de sustancias químicas mutagénicas o radiación". Según su declaración, los firmantes afirman que "los miembros de los comités consultivos han convenido en que la actual reglamentación europea sobre los transgénicos es obsoleta". Consideran que es necesario cambiar la definición misma de lo que constituye un transgénico y que las normas actuales no tienen en cuenta la experiencia de evaluación de la salud acumulada en los últimos decenios. Para estos comités, es necesario tener una reglamentación basada más en el resultado de la modificación genética que en la forma en que se obtuvo. Concretamente, escriben, "los productos creados con técnicas de edición del genoma, que no pueden diferenciarse de los productos con mutaciones naturales o los obtenidos por radiación o con productos químicos, no deben regularse únicamente sobre la base de la técnica utilizada para inducir los cambios genéticos". Una conclusión que, según ellos, es el resultado de la observación de la evolución de la biotecnología moderna en los últimos treinta años.

Una afirmación técnica no consensuada
Al final, esta declaración, además de sorprendente, no aclara nada. Por un lado, porque no menciona argumentos científicos específicos sino consideraciones generales que deben tomarse al pie de la letra. Por otra parte, los expertos europeos en investigación y vigilancia no han sido tan categóricos como los tres comités nacionales en cuanto a la presunta incapacidad de diferenciar entre una planta modificada genéticamente obtenida mediante una de las nuevas técnicas de mutagénesis y una planta con una mutación natural, por ejemplo. Así pues, los científicos miembros de la Red europea para la detección y la trazabilidad de los transgénicos publicaron en 2019 un informe que, por el contrario, abrió la puerta a la posibilidad de diferenciar estas plantas, utilizando métodos distintos de los utilizados para los controles administrativos de rutina en los últimos veinte años [4].

Por último, en lo que respecta a la evaluación de los riesgos que sería desproporcionada en relación con la acumulación de conocimientos en los últimos treinta años, los miembros de los tres comités nacionales que firmaron la carta parecen ignorar que el legislador europeo ya suavizó esta evaluación en 2013 al ofrecer la posibilidad de presentar menos datos de evaluación de los riesgos en función de la naturaleza del producto, si dichos datos se consideran científicamente inútiles o incluso si es técnicamente imposible proporcionarlos [5].

Este documento de posicionamiento es más una declaración política que científica. Por lo tanto, parece, como mínimo, desfasado con respecto al papel que se espera de un comité nacional de expertos. Este último desempeña evidentemente una función consultiva, pero el contenido de sus opiniones no puede basarse únicamente en consideraciones generales. Dado que los tres comités -alemán, suizo y holandés- también se dirigen a otros comités nacionales de expertos no firmantes, lo que preocupa especialmente es su legitimidad e intención.

Referencias:

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