Primavera sin pesticidas
arainfoorg, 20 de marzo de 2020
Ecologistas
en Acción, como parte de esta campaña, impulsará la recogida de firmas
para la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) con la que se apela a la
Comisión Europea a que proponga a los Estados miembros eliminar
gradualmente los plaguicidas sintéticos en la agricultura

Más
de 400 organizaciones en todo el mundo se habían coordinado para
organizar la Semana sin Pesticidas, diez días de acciones para
sensibilizar a la población y a las administraciones sobre la
importancia de retirar estos venenos de nuestra alimentación y de
nuestro entorno. Ecologistas en Acción, como parte de esta campaña,
también había organizado actividades en distintas ciudades del Estado
español.
La pandemia del COVID-19, no obstante, ha obligado a
suspender la realización de todas estas actividades y a centrar los
esfuerzos en aquellas acciones de sensibilización y de propuestas
telemáticas.
En este marco, Ecologistas en Acción va a impulsar la recogida de firmas para la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) 'Salvemos
las abejas y a los agricultores'. Con ella se apela a la Comisión
Europea a que proponga a los Estados miembros eliminar gradualmente los
plaguicidas sintéticos en la agricultura de la UE en un 80% para 2030,
comenzando por los más peligrosos, para ser 100% libres de pesticidas
para 2035.
El español es el Estado con mayor consumo de
pesticidas. En 2017, se vendieron más de 72.000 toneladas, lo que supone
1,53 kilogramos de pesticidas por persona. Los datos que arroja la
AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición)
correspondientes a 2018, muestran que, por ejemplo, hay alimentos como
las uvas de mesa que acumulan hasta 41 pesticidas diferentes.
La
lista continúa con los pimientos (38), mandarinas (33), peras (32) y
manzanas (31), aunque no es un fenómeno exclusivamente español, ya que
en torno a la mitad de los alimentos europeos tienen residuos de
plaguicidas. Según Ecologistas en Acción, esta situación es "muy
perniciosa" y tiene consecuencias para la salud humana y para el
medioambiente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima
que cerca de un quinto de los 12 millones de casos de cáncer que se
diagnostican cada año en el mundo se pueden atribuir a exposiciones
ambientales y ocupacionales. Estos y otros datos de la OMS vienen a
confirmar que muchas de las enfermedades no infectocontagiosas se
derivan de la exposición química ambiental en su concepto más amplio:
alimentación, hábitos de vida y medio ambiente.
El uso de
pesticidas en agricultura ha sido creciente desde la revolución verde y
ha contaminado aguas, suelos y alimentos, provocando importantes
problemas ecológicos y sanitarios. Muchos de los plaguicidas utilizados
son retirados tras comprobarse su elevada toxicidad después de años de
utilización y son múltiples las publicaciones científicas que relacionan
nuestro contacto cotidiano con herbicidas e insecticidas con cánceres,
enfermedades degenerativas, deficiencias neurológicas y alteraciones del
sistema endocrino.
Por todo lo anterior, cada vez se extienden y
demandan más alternativas para la producción de alimentos y para la
gestión de los espacios públicos que no impliquen el uso de pesticidas,
que sean ecológicamente más sostenibles y socialmente justas. La
superficie dedicada al cultivo ecológico no ha dejado de crecer en el
Estado español en los últimos años y, aunque aún la mayor parte de los
alimentos ecológicos producidos se exportan al extranjero, el consumo
estatal de alimentos libres de pesticidas va aumentando, añaden desde la
organización ecologista.
En paralelo, más de 200 administraciones
públicas han acordado algún tipo de protección de la ciudadanía frente a
plaguicidas, comprometiéndose a no utilizar el controvertido herbicida glifosato en zonas públicas, no usar productos de limpieza clasificados como disruptores hormonales en edificios públicos o directamente hacer una gestión ecológica de parques y jardines.
Asimismo,
Ecologistas en Acción insiste en que es importante restaurar
ecosistemas naturales en áreas agrícolas y transformar los medios de
producción de tal manera que la agricultura contribuya a la
biodiversidad. Y reformar la agricultura priorizando la de pequeña
escala, diversa y sostenible, apoyando un rápido aumento de las
prácticas agroecológicas y orgánicas, y permitiendo la capacitación e
investigación independiente basada en la agricultura libre de pesticidas
y organismos modificados genéticamente.
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