El “Proyecto Manhattan” del Covid-19 y su relación con la CIA
por Daniel Espinosa Winder, 2 de mayo de 2020
Tom Cahill, el médico-empresario que ha robado el corazón de la Casa Blanca |
El 27 de abril, The Wall Street Journal informó
sobre la puesta en marcha de un "Proyecto Manhattan"
para el Covid-19. Un "grupo secreto", formado por una
docena de científicos y unos pocos multimillonarios, estaba
trabajando "para seleccionar las investigaciones más
prometedoras del mundo sobre la pandemia" para luego asesorar a
la Casa Blanca sobre la mejor forma de actuar.
Como escribió Rob Copeland para la publicación, el grupo está
dirigido por un médico de 33 años reconvertido en empresario
llamado Tom Cahill, graduado por la Universidad de Duke con amplios -
tal vez demasiado amplios - contactos con el mundo de los negocios,
como analizaremos a continuación. El "Proyecto Manhattan
de la era del confinamiento", como el grupo describe su propio
cometido, consiste en " decantar ideas poco ortodoxas" de
todo el mundo. Como podemos recordar, el Proyecto Manhattan
desarrolló
la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial.
El "grupo secreto" de Cahill ya está presionando a la
administración de Trump, que está siguiendo los consejos de su
informe de 17 páginas, también publicado por el diario. En otro
ejemplo de su influencia: a finales de marzo el Dr. Cahill realizó
una llamada telefónica a la ayudante de Mike Pence, Nick Ayers,
quien logró agilizar un lucrativo permiso de la FDA para que la
Farmacéutica Regeneron - que trabaja en una potencial vacuna
para el COVID-19 - trasladase su producción a Irlanda, donde los
impuestos y las licencias son más laxos.
Otras políticas incluidas en el informe hacen referencia a las
aplicaciones obligatorias para teléfonos móviles que requerirán
que las personas informen diariamente sobre su salud y sus posibles
síntomas a una agencia gubernamental.
Pero la descarada naturaleza lucrativa de su empresa sale a la luz
cuando The Wall Street Journal nos informa que el grupo de
científicos que trabajan alrededor de Cahill - y sus
multimillonarios patrocinadores:
“...ha actuado como intermediario para las empresas
farmacéuticas que buscan un vínculo de confianza con los
responsables de la administración de Trump. Están trabajando como
un comité de revisión ad hoc para la gran cantidad de
investigaciones sobre el coronavirus, eliminando los estudios
deficientes antes de que lleguen a los responsables políticos”.
En otras palabras, un grupo privado de multimillonarios y científicos
- que como veremos, poseen acciones en algunas grandes compañías
farmacéuticas muy rentables o trabajan para ellas - está
arbitrariamente "descartando" ideas de todo el mundo en
relación con las soluciones a la pandemia... ¿en beneficio de la
sociedad?
Algunos podrían argumentar que esa misma lógica nos llevó a donde
estamos ahora: los sistemas de salud con fondos insuficientes
colapsaron bajo una pandemia que fue prevista con años o incluso
décadas de anticipación. Como decenas de escritores y periodistas
han señalado en las últimas semanas en todo el mundo, lo que se
necesitaba para una respuesta a la altura de una amenaza como el
coronavirus, como reservas de equipos médicos específicos, más
camas de hospital y profesionales de la salud, no era la alternativa
lucrativa para los mercenarios privados que tienen a su cargo el
cuidado de la salud.
Como pocos medios de comunicación alternativos comentaron la
revelación de The Wall Street Journal, Naked Capitalism
señaló:
“En esencia, el país estaría apostando por inversionistas de
riesgo y especialistas en capital privado para resolver la epidemia
de Covid-19; en otras palabras, oligarcas. No estoy del todo seguro
de que sea una buena apuesta... el capital privado es, después de
todo, responsable de una serie de males sociales, incluyendo la
facturación sorprendente de las operaciones en las salas de urgencia
privatizadas...”.
Hace sólo dos meses, cuando la pandemia estaba comenzando, el Dr.
Peter Hotez, del Centro para el desarrollo de vacunas del Texas
Children's Hospital, dijo al Congreso de los EE.UU. que en 2016
él y su equipo de investigadores tenían una vacuna para una cepa de
coronavirus "lista para usar", pero en ese momento "a
nadie le interesaba...", por lo que no obtuvieron fondos para
probarla en humanos. Hotez, quien también declaró que su vacuna
"podría haber proporcionado protección cruzada de la cepa
(actual)", dice que la epidemia de SARS de 2003 y la MERS o
gripe del camello de 2012, debería haber "desencadenado
importantes inversiones federales y mundiales para desarrollar
vacunas en previsión…
No se hizo. Nuestro buen doctor incluso se dirigió a las grandes
compañías farmacéuticas después del reciente brote con respecto a
su posible vacuna. Literalmente obtuvo esta respuesta de una de
ellas: "Bueno, nos estamos reservando para ver si esta cosa
vuelve año tras año..."
Ahora algunos grandes inversionistas farmacéuticos, escondiéndose
detrás de sus científicos/empleados - el joven Dr. Cahill es
presentado por The Wall Street Journal como un estoico, "un
tipo" que vive en "alquiler en un dormitorio cerca del
Parque Fenway de Boston" - están buscando hacer una fortuna en
el mayor desastre de los últimos tiempos, con una secuela económica
aún por ver.
Y así como los multimillonarios detrás del "Proyecto Manhattan
del Covid-19" están ligados a las grandes farmacéuticas y a
algunos de los más poderosos fondos de inversión del mundo, su
jefe, el Dr. Tom Cahill, está ligado al capital de riesgo de la CIA,
In-Q-Tel.
Cahill, Seventh Sense BioSystems, y la Fundación Gates
Como el ex director de la CIA George Tenet declaró en sus
memorias..: "...la CIA identifica los problemas urgentes, e
In-Q-Tel proporciona la tecnología para abordarlos. La alianza
In-Q-Tel ha puesto a la Agencia de nuevo a la vanguardia de la
tecnología". In-Q-Tel es famosa por invertir en Keyhole, la
tecnología que más tarde se convirtió en Google Earth.
Como se mencionó, la poca edad del Dr. Tom Cahill no le ha impedido
desarrollar una lista de contactos entre "filántropos"
multimillonarios como el notorio Michael Milken, y empresas
capitalistas de élite como... bueno, el fondo de inversiones de la
CIA.
Seventh Sense BioSystems fue creado en 2008 para desarrollar
un sistema de extracción de sangre que facilitara el diagnóstico en
todo el mundo, especialmente en el mundo subdesarrollado. Diseñaron
un pequeño dispositivo armado con microagujas que se fijaría en la
parte superior del brazo del paciente, extrayendo la sangre con un
pinchazo indoloro y almacenándola.
El Dr. Cahill es miembro del consejo de administración de Seventh
Sense. La empresa de tecnología médica obtuvo dinero de
In-Q-Tel para su primera fase de financiación (4,2 millones de
dólares en total; se desconoce la cantidad exacta que proviene del
fondo de la CIA). Aunque la donación, hecha con dinero de los
contribuyentes, no es oficialmente secreta - el fondo de riesgo de la
CIA trabaja abierta pero discretamente -, las razones por las que la
agencia podría estar interesada en el proyecto siguen siendo un
misterio.
Unos años después, en 2011, la Fundación Bill y Melinda Gates
concedió a Seven Sense BioSystems más de 2 millones de
dólares para su segunda fase de financiación. Debemos señalar que
Novartis, también beneficiario de la Fundación Gates, estaba
vinculado al recientemente encarcelado Michael Cohen, el abogado de
Donald Trump. Novartis, que trabaja en un tratamiento de
hidroxicloroquina para el virus, pagó a Cohen más de 1 millón de
dólares por " percepciones políticas" después de la
elección de Trump en 2016. Después de que su relación se
divulgara, Novartis se disculpó. Más tarde, una investigación del
Congreso reveló el verdadero objetivo de Novartis, la compañía:
"explícitamente trató de contratar a Michael Cohen para
proporcionar a la compañía 'acceso a los políticos clave' de la
administración de Trump…"
La relación del Dr. Cahill con la Casa Blanca le reporta, por otro
lado, un beneficio a través de sus poderosos padrinos, como Steve
Pagliuca, copropietario de los Boston Celtics y copresidente de Bane
Capital - involucrado en "algunas de las mayores inversiones en
biotecnología" desde 2016. Según The Wall Estreet Journal,
Pagliuca pasó una versión del informe de Cahill's Scientists to
Stop Covid-19 y recomendaciones de políticas a un ejecutivo de
Goldman Sachs, David Solomon, quien luego se lo entregó al
Secretario del Tesoro de Trump, Steven Mnuchin.
Como se decía en The Wall Street Journal,
Pagliuca, junto con Peter Thiel de PayPal, Jim Pallotta - propietario
de Raptor Capital, que también ha invertido en biotecnologías y en
las grandes empresas farmacéuticas - y Michael Milken (un
"filántropo" y delincuente convicto que inventó los
"bonos basura") le dieron a Cahill la "legitimidad"
para llegar a la Casa Blanca "en medio de la crisis".
Por último, de una manera aún más sarcástica, el artículo de The
Wall Street Journal asegura a sus lectores que: "nadie en el
grupo se beneficia financieramente". Tal vez no directamente.
Un club de élite de inversores multimillonarios interrelacionados
Un reciente
documental de The Corbett Report, "How Bill Gates
Monopolized Global Health", explica cuidadosamente cómo la
Fundación Gates (también) dona millones de dólares a muchos medios
de comunicación de renombre mundial como The Guardian, la BBC,
NPR y ABC News, donde sus dólares subvencionan secciones de
noticias relacionadas con la salud. Su influencia en los medios de
comunicación, la Organización Mundial de la Salud y los cientos de
subvenciones para la investigación y el desarrollo permiten a Gates
establecer la agenda para la salud humana, hasta el punto de que: "es
casi imposible encontrar un área de la salud mundial que no haya
sido tocada por los tentáculos de la Fundación Bill y Melinda
Gates...".
Fue Gates quien patrocinó la reunión que llevó a la creación de
GAVI, la alianza por la vacunación, una asociación global
público-privada que reúne a los patrocinadores estatales y a las
grandes compañías farmacéuticas..." como informa Corbett. El
objetivo abiertamente declarado de GAVI es asegurar mercados
saludables (para vacunas y otros productos farmacéuticos).
Las reacciones de los gobiernos de los Estados Unidos y el Reino
Unido, añade, se conformaron gracias al asesoramiento de dos grupos
de investigación, uno del Imperial College de Londres y el otro del
Institute for Health Metrics and Evaluation (Seattle), ambos
ampliamente financiados por - lo adivinó - la Fundación Gates.
A pesar de los dudosos alegatos en favor de una descarga de
responsabilidad, el hecho es que el puñado de multimillonarios que
respaldan al grupo de científicos de Cahill para detener el Covid-19
tienen inversiones importantes y superpuestas en empresas
biotecnológicas y farmacéuticas, y por lo tanto se podría esperar
que hagan grandes negocios con la actual pandemia y las soluciones
propuestas. Raptor Capital de Jim Pallotta hizo millones invirtiendo
en Hospira, una compañía farmacéutica comprada por Pfizer en 2015.
Bain Capital Life Sciences de Steve Pagliuca también invierte en dos
docenas de empresas de biotecnología, con menciones especiales a un
par de subsidiarias de Pfizer.
Todos los multimillonarios mencionados a lo largo de este artículo
parecen tratar con las mismas compañías, fondos de riesgo y
holdings, como si fueran parte de un club de inversores de élite.
Peter Thiel, a través del Fondo de Fundadores, invirtió en
Stemcentrx, una compañía que diseña tratamientos contra el cáncer
con células madre que fue comprada por AbbVie, propiedad en parte
del Grupo Vanguard. Estos últimos también tienen intereses en
Pfizer y en media docena de grandes empresas farmacéuticas que se
superponen a las que reciben donaciones "benéficas" de la
Fundación Gates. El Vanguard Group es también uno de los
principales accionistas institucionales de las acciones de clase B de
Berkshire Hathaway, donde Warren Buffett es el Director General.
La Bill & Melinda Gates Foundation Trust, según una
reciente investigación de The Nation, posee acciones de una
docena de nombres conocidos de la industria farmacéutica como GSK,
Merck, Pfizer o Eli Lilly, mientras que al mismo tiempo - y en un
abierto conflicto de intereses - la Bill & Melinda Gates
Foundation les hace donaciones "filantrópicas".
La mayoría de estas empresas, incluidas las "organizaciones
benéficas", los holdings y los fondos de riesgo, no tienen
reparos en tratar con los productos farmacéuticos y el tipo de
empresas privadas que los hacen tan necesarios en primera instancia,
como Coca-Cola, McDonalds o los gigantes de las industrias petrolera
y agrícola, incluidos los productores de mezclas que contienen
glifosato.
El llamado "Proyecto Manhatan" del Covid-19 es, en suma,
una puerta abierta a la Casa Blanca para un club de élite de
multimillonarios que pretende ampliar su ya extravagante cartera de
negocios a expensas de una emergencia catastrófica. Lejos de ser
nuevo, sigue la misma lógica neoliberal que nos llevó a este punto,
poniendo en manos de los súper ricos el futuro de la salud en los
Estados Unidos y el mundo como una oportunidad de negocio más.
Como Joachim Hagopian escribió
una vez para Global Research:
Esta no es una historia nueva ni única. De hecho, la historia de las
grandes empresas farmacéuticas es exactamente la misma historia de
cómo los responsables del Gobierno, las grandes empresas del
petróleo, los gigantes de la industria agroquímica como Monsanto
han llegado al poder. Los accionistas que controlan todas estas
grandes industrias son uno y el mismo.
Daniel Espinosa Winder vive en Arequipa, la segunda ciudad más
grande del Perú. Se graduó en Ciencias de la Comunicación en Lima
y comenzó a investigar la propaganda y los medios de comunicación.
Escribe para el semanario peruano "Hildebrandt en sus trece"
desde 2018. Sus escritos son una crítica al papel de los medios de
comunicación en la sociedad.
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