Descubierto un vasto fraude en un laboratorio de investigación alemán
Por Jonathan Latham, 13 de febrero de 2020
independentsciencenews.org
(Nota: el contenido de este artículo puede resultar molesto para la sensibilidad de ciertas personas)
La infiltración de un activista defensor de los derechos de los animales en un laboratorio de ensayos químicos de Alemania ha desencadenado el descubrimiento de una serie de fraudes en los ensayos químicos que realizaba y que pueden ser bastante extensos.
El Laboratorio de Farmacología y Toxicología (LPT) de Hamburgo tiene alrededor de 175 empleados y es uno de los mayores laboratorios para la realización de ensayos de toda Alemania. Es una empresa privada de propiedad familiar. Realiza estudios para la industria farmacéutica y de pesticidas para su posterior consideración por las agencias de regulación. Dispone de tres sedes: Mienenbüttel en Baja Sajonia, Neugraben en Hamburgo y Wankendorf en Schleswig-Holstein.
Ya se produjo una inicial denuncia de fraude en 2019 en la revista alemana FAKT, trabajando conjuntamente con las organizaciones de derechos de los animales Cruelty Free International y SOKO-Tierschutz. Las inquietantes irregularidades que se descubrieron incluían las muertes de animales que eran reemplazados por otros animales vivos sin que esto se supiera.
Este angustioso vídeo resume algunas de las prácticas que se llevan a cabo en el LPT. Pero desde esta denuncia inicial, cinco antiguos empleados del laboratorio de Hamburgo han presentado nuevas informaciones. En noviembre de 2019, un empleado habló a la revista FAKT de las pruebas de fraude:
“No sólo la vi con mis propios ojos, sino que yo mismo realicé fraudes, falsifiqué documentos y los estudios que realizábamos. Si los estudios no cumplían con las expectativas, nos pedían que los mejoráramos. Los datos que no encajaban se cambiaban por los nuevos valores que se me daban. El nuevo informe se señalaba con la fecha antigua y yo estampaba mi firma...”.
Otro empleado dijo a la revista:
“Estos animales, sobre todo lo que recibían altas dosis, tenían la piel completamente abierta, por lo que era visible su carne, y todo era verdaderamente lamentable […] Uno de los animales que recibió altas dosis y que murió fue reemplazado por otro animal vivo. Se cortó el número que llevaba tatuado, situado en el pecho del animal y añadido al animal reemplazado y cuando terminó el estudio. Es decir, es como si aquel animal no hubiera muerto”.
Un tercer empleado que había observado los repetidos fraudes en los estudios y que más tarde informó de ello a las autoridades alemanas, dijo:
“Unos meses después de abandonar el laboratorio LPT me puso en contacto con las autoridades responsables, y tuve una cita con ellos. En esa cita hablamos de tema de LPT, de la manipulación de datos y de que los estudios estaban tan fuertemente influenciados que no era compatible con mis consideraciones”.
Sin embargo, este empleado nunca volvió a saber nada de las actuaciones de las autoridades.
Todo esto tiene importantes implicaciones para la salud pública y ambiental. Viene a decirnos que los estudios realizados por los laboratorios comerciales que dicen actuar con independencia de la industria química no sería tal, haciendo dudar de la validez de todo el sistema de evaluación toxicológica de productos químicos, pesticidas y los productos farmacéuticos. Estas actuaciones se vienen a sumar a casos anteriores de fraude, caso del escándalo de la IBT de finales de los 70, fraude que fue encubierto por los organismos gubernamentales de supervisión, como la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).
“...los estudios realizados por los laboratorios comerciales
que dicen actuar con independencia de la industria química
no sería tal, haciendo dudar de la validez de todo el
sistema de evaluación toxicológica de productos químicos,
pesticidas y los productos farmacéuticos”.
Según un nuevo informe elaborado por PAN Alemania sobre el caso del laboratorio LPT, Corporate Europe Observatory y Global 2000 de Austria, habría que dudar de muchos de los estudios que han apoyado la reaprobación del glifosato por la de la UE y que se han realizado en este laboratorio.
De acuerdo con la reevaluación del glifosato por parte de la Unión Europea, todos los estudios sobre genotoxicidad realizados por la industria llegaron a la conclusión de que el glifosato era seguro, o casi. Por otro lado, la mayoría de los estudios revisados por pares concluyeron que no lo era. En su proceso de reautorización, el organismo de la Unión Europea que evaluó el glifosato llegó a la conclusión de que los estudios de la industria presentados eran fiables y los estudios revisados por homólogos "no eran fiables". Esta decisión despejó el camino para la reautorización. Al menos 21 estudios presentados por Monsanto que apoyaban la reautorización del glifosato provenían del laboratorio LPT.
La principal razón dada para que los estudios revisados por homólogos no sean considerados admisibles por los organismos reguladores es que no tienen la certificación técnica conocida como Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL). Las BPL siguen las directrices de la OCDE adoptadas por la UE en 2004.
Las BPL han sido criticadas durante mucho tiempo por no garantizar una investigación de alta calidad (Elliott y otros 2016, Myers y otros 2009, Wagner y Michaels 2004). Sin embargo, siempre se ha defendido sobre la base de que evitaba exactamente este tipo de fraudes.
Referencias:
Elliott, Kevin C. Standardized study designs, value judgments, and financial conflicts of interest in research. Perspectives on Science 24.5 (2016): 529-551.
Myers, John Peterson, et al. Why public health agencies cannot depend on good laboratory practices as a criterion for selecting data: the case of bisphenol A. Environmental health perspectives 117.3 (2009): 309-315.
Wagner, Wendy, and David Michaels. Equal treatment for regulatory science: extending the controls governing the quality of public research to private research. American journal of law & medicine 30.2-3 (2004): 119-154.
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